Antofagasta y la Minería Verde (Columna de Víctor Pérez, director ejecutivo ASDIT)

Desde ya largo años que la región de Antofagasta viene sorprendiendo al ecosistema nacional de innovación en términos de su capacidad de participación, articulación, convocación, asociatividad, transversalidad y resultados concretos por el propósito de desarrollarse de manera sostenible a través de la tracción que provoca el desafío de transformar nuestra minería en una minería verde. ¿Pero qué se entiende por minería verde y por qué nuestro país, y en especial la región de Antofagasta, tienen una oportunidad única alrededor de este propósito?

 

Hace poco tiempo atrás se elaboró un documento con la contribución de expertas, expertos y profesionales que forman parte del ecosistema minero de Chile, y que fue trabajado bajo el liderazgo de la Fundación Encuentros del Futuro, la Comisión Desafíos del Futuro del Senado, CESCO y el Congreso Futuro. En este trabajo participaron representantes del mundo de las regiones mineras, empresarios, académicos, los sectores público y privado, entre otros, y permitió converger distintas visiones para implementar una Minería Verde que finalmente se tradujo en el libro “Chile tiene futuro desde sus territorios: Minería Verde para enfrentar la emergencia climática”.

 

En este trabajo se definió Minería Verde como aquella que busca ser baja en emisiones locales y globales, y que se adapta y es resiliente al cambio climático. Es baja en residuos, minimizando su generación y potenciando sistemas de producción circulares. Además, cuida la biodiversidad de los ecosistemas donde opera, siendo muy eficiente en el uso del agua, incluyendo el cuidado de ecosistemas que podrían verse afectados por los sistemas de extracción mineros. Es, además, eficiente en el uso de la energía y utiliza intensivamente las energías renovables y combustibles solares, como el hidrógeno verde. Junto a lo anterior, es impulsora del desarrollo de encadenamientos productivos, con especialización en nichos de alto valor y contenido tecnológico que desarrollan soluciones para la minería local y global, insertándose en los territorios, abriendo espacios para la participación de las capacidades locales en los procesos de creación de valor de una minería sostenible.

 

En el mundo minero-energético existe bastante consenso en torno a lo que Chile requiere para posicionarse como un proveedor de minerales producidos de manera responsable, y en ese rol, la región de Antofagasta es clave. Antofagasta, como ninguna otra región de nuestro país, decidió que detrás del clúster minero-energético que está presente en su territorio había una oportunidad cierta de lograr su pleno desarrollo a través del potenciamiento y vinculación entre la productividad y la sustentabilidad de estos sectores industriales.

 

Este propósito detrás de una Minería Verde, y el desafío al cual la región con mayor riqueza de radiación solar, cobre y litio del mundo, tracciona un enorme ecosistema del cual el Instituto de Tecnologías Limpias (ITL), principal instrumento de desarrollo tecnológico creado en nuestro país con cerca de 170 millones de dólares, y próximo a ver la luz en Antofagasta, en parte se hará cargo para descubrir y escalar emprendimientos e innovaciones desde la región de Antofagasta hacia el mundo a partir de la escucha de los sueños e involucramiento concreto de todos los actores que habitan los territorios de nuestro país. El ITL se ancla en la región de Antofagasta con la participación de los principales actores industriales y tecnológicos comprometidos con la región, buscando que este sueño de desarrollo sostenible se concrete.

 

Hoy, el verdadero desafío es definir los temas que convocan, determinar la dirección correcta y ponernos en acción. La Minería Verde es un factor catalizador fundamental del presente. Se puede hacer más y mejor minería mediante un fuerte impulso al I+D+i, atracción de inversión de calidad, fortaleciendo la institucionalidad y formando capital humano para una minería cuidadosa de su huella socioambiental, activa impulsora de la creación de capacidades locales y desarrollo y crecimiento sostenible. La vocación minera que la naturaleza le otorgó a la región de Antofagasta, única en todo el mundo, no es sólo una gran oportunidad de extraer riquezas, sino que representa un deber ético y una actividad altruista con la humanidad, que enfrenta la urgente necesidad de contar con minerales críticos para hacer frente a la emergencia climática que amenaza nuestro planeta.